Capítulo II



II
La realidad es otra. Pero no es ella sola, sino que se mezcla con otras, reales y creadas. La realidad. ¿Alguien algunas vez hizo algo por averiguar que era real y que no? Seguro. Pero como definirlo. Que tal y esto mismo no sea real, que tal y si nosotros mismos somos invención de alguien más. Esa sería una conjetura muy drástica. Ser tú. ¿Eres real? Por supuesto que sí. ¿De lo contrario, cómo sería posible que esté viviendo este presente? Presente. Tiempo. ¿El tiempo es real? No lo sé. ¿Este momento es real? Claro que sí, lo estamos viendo ahora mismo. Mírame. Mírate. El espejo se llena de líneas  y colores y dibuja poco a poco un par de formas, separadas, idénticas, pero a la vez tan diferentes; el cabello, los ojos, la boca, la nariz, las orejas, sus senos, mi pecho, el abdomen, esa cicatriz en su tercera costilla izquierda, el vello púbico, y… Detente. ¿Lo ves? Somos reales. No lo sé. Y como explicar el rededor. Como explicar el universo, las estrellas, las galaxias, las nebulosas. Cada fenómeno. La velocidad de la luz, los viajes en el tiempo, los agujeros de gusano, un sistema solar, un planeta, una luna, incluso un árbol sus hojas, sus flores, cada pétalo, cada pistilo. Como explicas que una gota caiga y produzca esas olas, esas ondas que parecen no ir a ningún lado ni menos terminar en alguno. Esa es la realidad pues. Sin realidad nada de eso existiría, ni tú ni yo, ni esta soledad que nos ahoga. La realidad hace posible lo irreal entonces. Si, de alguna forma sí. Porque lo permite nuestra realidad. Nuestra realidad. Entonces hay otras, la mía, la tuya, la de los hombres que hacen bulla en algún lugar, la del niño que llora bajo la lluvia. Quizás sí. Todos tenemos una visión diferente del mundo, que nos hace crear los nuestros propios, que nos ayuda a vivir todos los días. ¿Los días? ¿Y el tiempo? El tiempo claro que es real. Sino como explicas que esté ahora hablando, y cómo mis palabras viajan por el aire y llegan a tus oídos, y cómo mis manos tocan las tuyas y bajan por tu cuerpo en busca de algún animal caníbal, y como mis dedos viajan por tus labios y se ahogan en tu boca, y como el animal caníbal se levanta y ataca y… Detente. Entonces está definido, el tiempo es real, y como el tiempo es real todo puede ser real; tus sueños, las imágenes que ves cuando estás despierto, los espejismos en el piso –Eso aún no lo definas-. Pero todo puede serlo. Todo menos este momento, parece tan irreal. Pero lo es. Ay Maga ¿Qué? Es que ahora mismo me pareces tan real, solo que el momento no lo parece. Por eso hablo del tiempo. Ay Maga, me complicas todo a veces.

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