{Articulo: La pregunta del Nobel - Mario Vargas Llosa}


La pregunta del Nobel

Una vez le preguntaron a Mario Vargas Llosa, a mitad de los años 80, qué novelas suyas consideraba las más logradas. Dijo que entre todas señalaría a La guerra del fin del mundo y a Conversación en La Catedral. Y añadió sobre la segunda: “es una novela que un peruano en ultima instancia puede leer con mucha mas precisión, de una manera mas rica que un finlandés o un filipino”. “Desde la puerta de La Crónica, Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?”. Así empieza la novela que describe la dictadura de Manuel Odría, expresa el desencanto de una generación y lanza una pregunta que ha flotado sobre el imaginario colectivo del Perú en los últimos cuarenta años.

Vargas Llosa ha contado que la idea de escribirla se le ocurrió cuando era dirigente estudiantil en San Marcos y debió llevar mantas a un grupo de universitarios presos en una Penitenciaria de Lima. Para ello debían pedir permiso al mismísimo director del Gobierno, Alejandro Esparza Zañartu. En El pez en el agua, sus memorias, dice: “Era un hombrecillo adefesiero, cuarentón o cincuentón, o, mas bien, intemporal, vestido con modestia, de cuerpo estrecho y hundido, la encarnación de lo anodino, el hombre sin cualidades (…). No recuerdo lo que sucedió con los colchones, pero sí mi impresión al descubrir lo desproporcionada que era la idea que se hacia el Perú del tenebroso responsable de tantos exilios, crímenes, censuras, delaciones, encarcelamientos y la mediocridad que teníamos delante”.

Cuando terminó Conversación…, Vargas Llosa contó en una entrevista lo mucho que le había costado: “Es una novela que me ha sacado canas. Casi cuatros años estuve trabajando en ella. Dos veces creí que el libro estaba terminado y las dos veces di marcha atrás, para tener nuevas correcciones. Pero, en fin, hace un mes lo liquidé, antes de que me liquidara él a mí. Así que ahora me siento como cada vez que termino un libro: un poco vacío, un poco nostálgico, y al mismo tiempo muy excitado”. La novela, publicada en 1969, es considerada un de sus obras mayores, su novela más política y un ejemplo de técnica narrativa.

La famosa pregunta ¿En qué momento se jodió el Perú? Ha dado pie a ensayos, artículos y hasta libros. Uno de ellos fue precisamente En qué momento se jodió el Perú (editorial Milla Batres, mayo de 1990), en el que reconocidos intelectuales profundizaban en nuestras fracturas históricas y analizaban la coyuntura de esos años. Los textos del libro coinciden en que a lo largo de nuestra historia hubo varios momentos en que los peruanos nos jodimos.

Momentos jodidos

¿Cuáles fueron esos momentos? De acuerdo con los distintos autores, se pueden identificar algunos hitos: la conquista española, el fracaso de la revolución de Túpac Amaru II, el fracaso de l proceso de la Independencia para incluir a los indígenas, la guerra con Chile, la Republica criolla ineficaz, las dictaduras militares del siglo XX, el surgimiento de sendero Luminoso. Hasta ahí llega, planteamientos más o menos, el recuerdo de sucesos históricos oscuros, jodidos, en nuestro devenir como país.

Para el arqueólogo Luis Lumbreras, los españoles destruyeron u estado inca económicamente y socialmente boyante. El historiador Manuel Burga señala a su vez, que el fracaso de Túpac Amaru evitó lamentablemente el proyecto de “una republica de indios”. Para Javier Mariátegui, la guerra con Chile fue la “clamorosa y vergonzante demostración de un país sin previsión, sin una clase gobernante idónea”. Ya en el siglo XX, las dictaduras militares que cancelaban los proyectos democráticos fueron una presencia permanente. Justamente de una de ellas trata Mario Vargas Llosa en Conversación en La Catedral, una novela totalizante que nos muestra un país capturado por un régimen dictatorial, oscuro y mediocre que bloquea el sueño de un país de ciudadanos. Por eso la desencantada pregunta viene acompañada por otra reflexión unas líneas mas abajo: El Perú jodido, piensa, Carlitos jodido, todos jodidos. Piensa: no hay solución. Pero la novela es –además de una mirada al corazón de una estructura de poder malsana- un fresco de lo que muchos han llamado ‘los apachurrantes años 50’: los bares y avenidas del centro de Lima, el periodismo bohemio de la época, prostíbulos, barrios mesocráticos, y personajes de distintos estratos, entremezclados para contar un momento difícil de nuestra historia. El hilo conductor es la conversación entre el clasemediero Santiago Zavala y Ambrosio, el ex chofer de su padre, un zambo pobre y superviviente en Lima.

A fines de los sesenta Mario Vargas Llosa rompió con el socialismo y los partidos de izquierda para ejercer una defensa cerrada y visceral de la libertad y la democracia. En los ochenta condenó a Sendero Luminoso y en los noventa el autogolpe fujimorista. “No se necesita mucha lucidez para ver hacia donde lleva a un país una dictadura. Lo hemos visto en el pasado. Yo tengo 64 años y mi generación a ha padecido varias dictaduras desde esa época. No hay una dictadura que haya dejado un país saneado, que no haya destruido las instituciones, que no haya desmoralizado terriblemente la vida cívica y política”, dijo sobre Fujimori y Montesinos en una entrevista en el 2000.

¿Seguimos jodidos?

Ahora, en el siglo XXI, y tras un año del Nobel entregado a Mario Vargas Llosa, planteamos la pregunta: ¿sigue el Perú jodido? El historiador Manuel Burga, quien escribió en el libro de Milla Batres de los años 90, tiene ya otra visión. “En el 2011 creo que la pregunta ya no es pertinente. Por una razón: antes el Perú era un país elitista, pero hoy el Perú es una nación multicultural, donde las provincias, grupos étnicos y regiones hacen sentir su voz. Ahora la pregunta es: ¿cómo construimos la nación peruana moderna, con desarrollo y equidad?”.

¿En qué momento se opero ese cambio? El arqueólogo Luis Lumbreras destaca que hace 20 o 30 años éramos u país históricamente pesimista, pero que esto ha cambiado especialmente en los últimos diez años. “Aunque la exclusión continúa, el quiebre para dejar de ser un país históricamente jodido, creo, ocurrió cuando nos sinceramos con lo que paso en el país. En ese sentido, el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación fue el principio de ese proceso de autocrítica”, dice.

En el principio del nuevo siglo, ya la pregunta que planteaba MVLl puede y debe ser menos recurrente. ¿En qué momento se jodió el Perú? expresa el desencanto de una época, pero hoy las cosas son distintas. Ya no estamos tan jodidos. Cuando le dieron el Nobel de Literatura 2010 a nuestro escritor, la academia sueca justificó su decisión en una reseña que bien pudo valer solo para Conversación… Le dieron el galardón “por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual”. La novela que hemos citado tiene todo eso y también la pregunta más recordable y trasgresora, la que ha provocado más reflexión en nuestra historia.

Tomado de la Revista Domingo (LaRepublica)

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