{Opinion: De Arriba hacia abajo}
De arriba hacia abajo
Por: Fritz Du Bois
En nuestro país, los institutos armados siempre han sufrido por tener demasiados generales para tan pocos soldados. Dicha desproporción es aún más evidente en las fuerzas policiales. Nuestra Policía, por ejemplo, tiene más del doble de generales que la colombiana pese a que tiene escasamente poco más de la mitad del número de sus efectivos policiales.
Ahora parece que se estaría por iniciar una reforma urgente de la fuerza policial, la cual se iniciaría desde la cabeza y seguiría con el retiro de unos 25 generales en actividad.
Sin embargo, lo que resultaría innovador sería aligerar la pirámide de personal policial –excesivamente cargada en la parte más alta– antes que, simplemente, reemplazar a los salientes ascendiendo a general a los actuales coroneles. Más aún, también existe evidente 'grasa’, un marcado excedente, en los siguientes dos rangos que siguen al de general y en los cuales se debería, también, aplicar una 'liposucción’ para que sean adelgazados.
En realidad, lo que se debería buscar en una reforma institucional es la renovación casi total de cuadros que han estado a cargo y que, sin ninguna duda, han fracasado. Tomemos la indisciplina en la fuerza policial y este es un mal generalizado, empezando por lo más alto, graficada casi cómicamente con el episodio de su entonces jefe máximo saliendo de un hostal en horas de trabajo. Mientras que el actual encargado está acusado de acosar a oficiales subalternos bajo su mando.
Por otro lado, generar el espacio adecuado que permita realizar ascensos acelerados para quienes sí dan resultados podría terminar convirtiendo una institución que se encuentra en la actualidad estancada y desmotivada en una fuerza efectiva y dinámica en la cual se recompense el éxito creando la posibilidad de ascender por mérito.
En todo caso, lo que realmente cuenta es motivar al policía de abajo, que sienta que está respaldado, que su trabajo es apreciado, que si no está mejor remunerado no es por falta de voluntad, sino por limitación presupuestal, pero que no vea cómo a él no le dan un buen rancho mientras los generales tienen carros con escolta hasta para sus familiares y allegados.
Consideramos que, si se lograra redimensionar la actual pirámide policial para transferirles recursos a los de abajo, se podría revertir el deterioro de los últimos años, que ha llevado a la actual asfixiante inseguridad que sufre el ciudadano.
Sin embargo, lo que resultaría innovador sería aligerar la pirámide de personal policial –excesivamente cargada en la parte más alta– antes que, simplemente, reemplazar a los salientes ascendiendo a general a los actuales coroneles. Más aún, también existe evidente 'grasa’, un marcado excedente, en los siguientes dos rangos que siguen al de general y en los cuales se debería, también, aplicar una 'liposucción’ para que sean adelgazados.
En realidad, lo que se debería buscar en una reforma institucional es la renovación casi total de cuadros que han estado a cargo y que, sin ninguna duda, han fracasado. Tomemos la indisciplina en la fuerza policial y este es un mal generalizado, empezando por lo más alto, graficada casi cómicamente con el episodio de su entonces jefe máximo saliendo de un hostal en horas de trabajo. Mientras que el actual encargado está acusado de acosar a oficiales subalternos bajo su mando.
Por otro lado, generar el espacio adecuado que permita realizar ascensos acelerados para quienes sí dan resultados podría terminar convirtiendo una institución que se encuentra en la actualidad estancada y desmotivada en una fuerza efectiva y dinámica en la cual se recompense el éxito creando la posibilidad de ascender por mérito.
En todo caso, lo que realmente cuenta es motivar al policía de abajo, que sienta que está respaldado, que su trabajo es apreciado, que si no está mejor remunerado no es por falta de voluntad, sino por limitación presupuestal, pero que no vea cómo a él no le dan un buen rancho mientras los generales tienen carros con escolta hasta para sus familiares y allegados.
Consideramos que, si se lograra redimensionar la actual pirámide policial para transferirles recursos a los de abajo, se podría revertir el deterioro de los últimos años, que ha llevado a la actual asfixiante inseguridad que sufre el ciudadano.
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