IV Deseos, piedras,
cielo a jirones, ni un ave. Estoy huyendo. Una nueva montaña,
un río joven, sin ira.
Éste es el mundo que amo. Quiero un cielo veloz, la mañana
distinta, sin colores, para poner mis ángeles, mis calles donde
siempre hay humo y sorpresa.
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